DOCUMENTOS Y TESTIMONIOS REALES REMEMORAN LA MAJESTUOSIDAD DE OTRO PATRIMONIO CULTURAL EN EL OLVIDO
Documentos en poder de este medio de comunicación Digital constatan la existencia de una de las Haciendas más ostentosa y con una rica historia para el patrimonio cultural del municipio de Sabanagrande, Francisco Morazán, ya casi en peligro de extinción por diversas circunstancias y en especial por el disimulo de quienes por centenares de años han dirigido los destinos de esta localidad ubicada en la zona sur del departamento de Francisco Morazán.
Nos referimos a la Hacienda "Hato Grande" un nombre muy "mentado" por nuestros ancestros generacionales como un punto geográfico de una gran riqueza cultural y relato oral.

SUS ORÍGENES COLONIALES
Con una rúbrica caligráfica que se remonta a la época colonia estampada en fotostática se detalla datos del origen de este patrimonio cultural actualmente en el olvido.
Un 25 de noviembre del año 1769, describe este escrito, se concedió un amparo de 17 caballerías a favor del señor Arcediano Antonio de Castro Verde sobre la propiedad de la hacienda Hato Grande y Trinidad, jurisdicción de Sabanagrande F.M.
En esa oportunidad el señor Castro Verde compareció ante la Sección de Títulos de Tierras con sede en Tegucigalpa para presentar formal documentación del 18 de enero de 1730 sobre la posesión legal de 17 caballerías en el sitio denominado Hato Grande, Sabanagrande F.M.

LA FAMILIA CASCO
En otro título de propiedad, escritura emitida por la Sección de Títulos de Tierra de Tegucigalpa y certificado el año 1878 se determina que los propietarios, una potentada familia de apellido Casco, para ese entonces vendieron al Gobierno Local de Sabanagrande la cantidad de 167 manzanas de la Hacienda Hato Grande; lo que deduce, que décadas atrás, estos (Familia Casco) adquirieron esta tierras; de ello, hasta la fecha de esta publicación, este medio no obtuvo documento o información alguna que nos detalle los pormenores de a quien ellos compraron.

TESTIMINIO VIVIENTE
En la actualidad y en nuestro afán de documentar esta rica historia patrimonial, ubicamos a un ex empleado de esta hacienda "Don Andrés Ávila" de 78 años de edad, un hombre lucido, no avejentado y quién a los nueve llegó a este lugar para realizar "Mandados", según su propio relato.
De andar pausado, voz sonora y platicar “campechano", Don Andrés nos dirigió hasta la que con nostalgia recuerda fue hace unos 65-70 años un aposento de majestuosidad a la industria de la lechería, el ganado y la agricultura diversificada.
Con claridad recuerda a sus propietarias, tres "Damas" de aquella época: Doña Bertha, Doña Socorro y la "Niña" Zoila, todas de apellido Casco.
"Eran unas hermosas damas, nunca se casaron, bien educadas, venían aquí y cada mes se quedaba una al mando de la hacienda, eran unas bellas personas, vestían laaaargo", describe mientras hace un ademán con sus manos desde la cintura hacia abajo.
Según rememora, trabajó allí como unos siete u ocho años, luego ellas se defraudaron y a raíz de varios robos decidieron vender las tierras, supe que todas se murieron, pero debe de haber algunos descendientes de ellas, relató.
"Huyyyyy...ni Dios quiera, aquí era un lugar de trabajo, todo esto era árboles frutales señala a lo infinito... allí eran los corrales...vea usted, en esa pila aguaban el ganado, para que... esto era lindo, no no no hay otra", recordó con nostalgia Don Andrés mientras nos describía nuestro recorrido por lo que fue la gran y majestuosa Hacienda "Hato Grande", otro punto histórico y patrimonial de lo que hoy es la "Ciudad de Las Rosquillas y El Artesano: Sabanagrande.