En el día de su cumpleaños no hubo vivas ni discursos pintados de rojo
Llegó a Sabanagrande, Francisco Morazán, en el año de 1986. Lo acompañaban sus cinco hijos, tres niñas, dos varones y una maleta de ilusiones de esas que muchos migrantes cargamos en busca de un mejor derrotero para nuestra familia.
Venían procedente de la zona sur del país y, en aquel entonces las calles medio empedradas de lo que hoy es conocida como “La ciudad de las Rosquillas”, daba sus primeros “pininos” hacia el desarrollo.
Doña María Ávila (Maruquita) una reconocida sastre, religiosa y devota de la Virgen de María, le abrió las puertas de una de sus viviendas que aún conserva su edificación en la calle principal del histórico Barrio Gálvez.

Don Santos Díaz un migrante desde su niñez, nacido en el caluroso municipio de Orocuina, antes de residir en la que él consideraba su ciudad natal y donde quedarían su restos mortales (Sabanagrande) vivió en lugares como San Pedro Sula, Danlí y otros sitios del país.
De niño siempre le llamo la atención el tema de la medicina natural y sus diferentes formas de tratamientos; para ese entonces, la medicina en general, era parte de la clase privilegiada del país y quienes no tenían acceso a la misma buscaban soluciones al uso de hierbas medicinales para curar sus enfermedades.
En el Barrio Gálvez es donde Don Santos Díaz inicia de manera permanente su vocación de naturista y a brindar las primeras consultas a quienes aquejaban de dolores y males de salud.

Entre ese mundo de la práctica de los remedios naturales inicia a incursionar en otros estratos de la sociedad y hacer parte de organizaciones filantrópicas en el campo deportivo, religioso, cultural y social.
Una de las primeras organizaciones y, de la cual siempre guardo gratos recuerdos, es haber formado parte de la junta directiva del Club Deportivo Stukas, un equipo de fútbol de jóvenes que para ese entonces buscaban hacer historia en el balompié local.
Tras ser presidente del Comité de Feria Tradicional Sabanagrande allá por la década de los 90, junto a otros moradores, logra su sueño de iniciar y concluir el edificio donde hoy funciona la Estación Policial ubicada a orillas de la carretera panamericana.
A pesar de ser un “allegado” le toma un gran cariño a Sabanagrande y después de unos diez años de residir en el Barrio Gálvez se trasladada al Barrio La Ronda y, luego, en el año 1995, decide radicarse en la Aldea La Trinidad; allí mismo en el que se cumplió su deseo de que sus restos mortales fuesen sepultados en el sitio donde él puso la primera piedra y que hoy es el Cementerio Memorial de la Santísima Trinidad.
Una carrera política entre la frustración y la alegría
En una plática informal con este medio de comunicación, tras perder en las últimas elecciones 2017 su candidatura a la Corporación Municipal de Sabanagrande F.M., expresó su satisfacción de haber obtenido tantos amigos a través de su incursión en la política, pero lamentaba no haber podido llegar a ser Alcalde para poder ayudar a su pueblo y realizar muchas obras sociales para el desarrollo de su querido pueblo.
Su primera incursión en política la hizo a petición del Movimiento de la ex-candidata a la presidencia de la República, Licenciada Gabriela Núñez donde logra convertirse en Regidor de ese término municipal.

Luego se convierte en el candidato a la Alcaldía Municipal de Sabanagrande por el Partido Liberal tras ganar las elecciones internas por el Movimiento “Ahora Sí” del periodista Eduardo Maldonado, mismas, que pierde en las elecciones generales del año 2009.
En su afán de lograr su sueño político participa de nuevo en las dos últimas elecciones generales sin poder lograrlo y quedando en él y sus seguidores el deseo de imponerle la banda municipal.
“El problema de mi padre, que se dejó guiar de falsos seguidores, ellos le llenaban de ilusión y falsas expectativas, pero en sí, lo que buscaban era su interés particular y no el de la institución política a la que él representaba”, manifestó Raúl Díaz su hijo mayor.

Visiblemente compungido por la muerte de su padre, Díaz explicó que en muchas oportunidades le hizo ver que no confiará en alguna gente, pero su deseo de servicio a la comunidad lo traicionaba, él era un hombre muy desprendido, honesto, le tomaba cariño a sus correligionarios y en lo que podía siempre dijo si… apoyó con su propio dinero la construcción de muchas obras sociales, al deporte, educación, salud, seguridad, arreglo de calles y otros proyectos de las que pueden dar fe los líderes comunitarios.
“Sin embargo, quiero agradecer en nombre de toda la familia aquellos campesinos y líderes sinceros que siempre vieron en él a un hombre con don de servicio, entregado a su pueblo al grado que ese ajetreo y estrés le fue cansando… eso empeoró su salud los últimos seis meses por lo que decidimos buscar ayuda médica pero creo fue muy tarde” concluyó.
Sepultado entre familiares y el confort de la gente humilde
Tras morir en el Hospital del Tórax el día 30 de Diciembre, Don Santos Díaz fue sepultado en el Cementerio de la Aldea La Trinidad en las primeras horas del día de su cumpleaños (1 de enero del 2020), allí no se escucharon como otros años las vivas, el “Feliz Cumpleaños”, la retórica de la politiquería, los argumentos falsos del porque nunca fue Alcalde ni el brindis por un año más de vida.
El día fue soleado, el Campo Santo si fue testigo de los murmullos por el desaparecimiento de un hombre bueno, del llanto mudo de muchos de los presentes que sentían su partida, de los hombres de sombrero que le siguieron hasta el día de su muerte, no hubo discursos largos pintados de rojo, se acabaron los hombres de corbata y camisa cubayera, allí estaban los de siempre, sus hijos y familia con el corazón destrozado.
Poco a poco, descendió un ataúd finamente confeccionado hacia el interior de una fosa de bloque, envuelto en él lucía una bandera rojo y blanco desquebrajada por la ironía de la vida…quizá allí el mejor lugar de descanso para un hombre que será recordado en la historia de Sabanagrande ¡Que en Paz Descanse!.

