En Apataná la historia de una nueva copa se escribió con letras doradas: “CRUZEIRO CAMPEÓN”
El torneo de cierre del campeonato que coordina la Liga de Fútbol de Apataná, Sabanagrande Francisco Morazán, tiene su sello de campeón y se escribió con letras en rojo y blanco adornadas con esa medalla dorada que todos los clubes quieren acariciar.
Cruzeiro es el nuevo monarca de una Liga que poco a poco ha ido creciendo, en afición, en infraestructura y excelentes premios. Así se definió el domingo 25 de noviembre cuando el árbitro central de la gran final levantó sus brazos y tras sonar su ocarina anunció que el equipo rojiblanco era el nuevo Monarca; con ello, el delirio de su afición no se hizo esperar...niños, adultos, jóvenes corrieron al centro del campo para junto a sus jugadores Vitorear, llorar, reír, gritar y rezar por el nuevo reinado.
Del partido que decir, accidentado, entretenido, de ida y venida. Broncos en los primeros 15 minutos con jugadores de renombre y muy conocidos a nivel local realizó ataques rápidos con clara jugadas de gol que no supieron aprovechar sus delanteros, más que una anotación que fue anulada por el réferi central ante la protesta de sus jugadores y aficionados.
La arremetida de Broncos continúo y en un tiro libre lanzado al borde de la 9/15 rebotó en el área chica para que el mayor rompe redes del torneo Máximo Noslin Ordoñez la incrustara en el marco contrario y así provocar con ello la algarabía de la afición albiceleste que iniciaba con buen paso el camino a la tan ansiada copa.
Cruzeiro, un club con un once conformado entre jóvenes y veteranos no dudo en adelantar sus líneas y a los pocos minutos rompió la alegría de los locales al enviar un centro al área para lograr el empate, finalizando así, los primeros 45 minutos.
A pesar del fuerte calor, el segundo tiempo los equipos siguieron un ritmo de ataques y contraataques, buena física y un ritmo adecuado para la vista de centenares de aficionados que colmaron los alrededores de la renovada cancha de Apataná.
Entrando al primer tercio del segundo tiempo, el Cruzeiro dijo presente y el jugador Ronald Montoya salto entre un mar de defensas y delanteros tras un tiro de esquina para que la número cinco se anidara en el arco del Broncos con lo cual el marcador era 2 x1 a favor del Cruzeiro; cuya afición, gritaba, bailaba, coreaba y demostraba la organización y apoyo de una barra de “sanbueneños” que vive con todo el corazón el fútbol, ese que provoca ilusiones, sueños, discusiones, arrebatos y abrazos a veces entre desconocidos.
El reloj, poco a poco con su lento tic tac se comía los minutos finales ante el silencio de los albicelestes que miraban como se esfumaba una copa más en su vitrina…Todo parecía que el Cruzeiro era el nuevo campeón; sin embargo, un contragolpe certero del Brocos que culminó en gol, a unos pocos minutos del final, puso el 2 X 2 dejando la moneda en el aire y el ahogo del equipo rojo blanco.
En el tiempo extra el juego siguió su tónica de fútbol rápido y de ataques para uno y otro lado. Fue el Cruzeiro en una jugada ajustada en que el atacante Freddy Eduardo Aguilar en esfuerzo extra logró ganar la salida del portero albiceleste y de un certero cabezazo dar el grito de gol.
La afición del Cruzeiro enloqueció, pero su alegría de festejar el gol que le dio el título al final se vio entristecida con la lesión del jugador Aguilar que a gritos pedía auxilio…así el drama y la impotencia de esas fatalidades del fútbol reinaron alrededor de unos 20 minutos, hasta ser traslado a un centro asistencial donde hoy recibimos la noticia que sufrió una fractura de fémur que lo alejará de las canchas unos dos años.
Entre el lamento por el trágico momento se reanudó el encuentro. Minuto a minuto el tiempo se fue ahogando, el Broncos de rodillas en su propio campo atacaba en busca del empate mientras el Cruzeiro arremetía con contragolpes rápidos pero sin precisión.
Así el árbitro central sonó su silbato para que el delirio de la barra del Cruzeiro celebrara a lo grande, era el culmen de un sueño hecho realidad.
Llegó el momento deseado y Cruzeiro junto a su afición levantó su copa, esa que sube arriba y abajo, ese metal dorado que hace emborrachar de emoción a los que viven el fútbol, esa pasión que hace grandes a las comunidades aún con todos sus problemas.
El final feliz, un Broncos que aceptaba la derrota y un Cruzeiro que de nuevo nos hizo entender que el fútbol es ese aliciente que a pesar de la problemática social y política que atraviesa el país nos brinda esos momentos de alegría y entretenimiento familiar.

