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El mito no se rompió: Juventud sigue siendo el rey en San Buenaventura


El mito no se rompió… sigue intacto, el fútbol así es, ingrato para unos y de alegría en otros. Mientras la afición del Juventud al son de “No se me rajar” gritaban, cantaban, lloraban por un nuevo título; la otra cara era de angustia, de reclamo al cielo por lo no obtenido, su entrenador lloraba, reclamos de la afición airados a sus jugadores, niños, jóvenes y señoras seguidoras de la marea roja del Independiente, cabizbajos, con gritos de impotencia, yacían sobre el pasto preguntándose porqué perder otra final con su enconado rival.


Pero el fútbol así es misterioso, sorpresivo y, a veces hasta, ingrato, faltando unos tres minutos el Independiente y su afición gozaban de la alegría porque la Copa ya casi tenía dueño.


El marcador era 2 x1 ganaban los rojos a la Juventud cuando en una jugada en el área culminó en gol, y el delirio de la afición de camiseta azul no se hizo esperar ya que no contaban con rescatar un encuentro de final que se veía complicado, con ataques de contragolpe que el rival no aprovecho y que obligó a seguir la faena en minutos complementarios.


El Independiente continúo arremetiendo y tras despreciar una linda oportunidad de dar el toque final en una jugada clara de gol agrandó más la duda de que todo el que perdona pierde.


Aupados por su afición sumamente exigente, el Juventud tomó confianza y como para hacer más dramático el desenlace final, un tiro a puerta por parte del Juventud rebotó contra un defensa contrario y ante el lamento de los centenares de seguidores la pelota se anido en el marco del equipo Independiente.


En las gradería azules la algarabía era elocuente. Al otro lado, uno que otro conato de berrinche denotaba la impotencia de ver como la ilusión de romper esa racha de tres finales sin ganarle a su gran rival se esfumaba minuto a minuto.


El ambiente era intenso y llegó la hora del final, el árbitro central sonó su ocarina y con ello la invasión del terreno de juego no se dejó esperar, al fondo el himno “ We Are The Champions” anunciaba que el nuevo monarca de San Buenaventura era el Juventud.

El independiente no pudo, la cuarta copa se esfumó a minutos del final, su afición no pudo celebrar…allí quedaron la mayoría de sus jugadores desconsolados en su camerino, ese mismo donde una foto colgaba y a quien también esperaban dedicar su campeonato soñado, el joven que hace una semana se adelantó en el devenir de la vida, ese a quienes muchos ansiaron darle un abrazo aún en la derrota, el que muchas veces corrió tras un balón, su imagen con la playera número 15 que tantas veces sudó y el nombre de Cristofer Ariel con la leyenda “Mirar al cielo y recordar a esa persona que ya no está”.


Así se escribió la historia de otro campeonato de fútbol en San Buenaventura, ese deporte rey que con todas sus contradicciones apasiona y entretiene a los aficionados.


Al final se rescata que el fútbol es así de alegrías y tristezas, desestrés y arraigo de nuestros pueblos en el que cada quien decide de manera democrática seguir a determinado club; no importa, sea cual fuese el resultado final.

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Director y Fundador Periodista Anibal Baca

Afiliado Colegio de Periodistas de Honduras 

Colegiación N° C-0672

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